miércoles, 7 de marzo de 2012

AMAR EN TIEMPOS REVUELTOS

'AMAR EN TIEMPOS REVUELTOS' no es, precisamente, el tipo de producto televisivo al que soy más aficionada. De hecho, en general, esta clase de series largas, casi interminables, que juegan con la sensibilidad de la gente mediante el empleo de la demagogia y la manipulación emocional del espectador no me gustan nada.

Sin embargo, he de alzar una lanza en favor de esta serie en concreto.

No es que la haya visto en muchas ocasiones pero confieso que, cuando he tenido esa oportunidad, y pese a las muchas críticas desfavorables que pudiera hacer de la misma, considero que se trata de un producto cuidado, bien documentado que retrata de forma acertada la sociedad de la época en que se desarrolla, y que capta a la perfección la idiosincrasia de los diversos individuos encarnados en los personajes que la protagonizan.

Obviamente no se me escapa que, en la creación de dichos personajes, se recurre al tópico, al cliché, al prototipo prefabricado cuya forma de ser y actuar son demasiado previsibles, pero imagino que esto es casi inevitable en este tipo de productos de consumo masivo y de producción 'acelerada', ya que la necesidad de emitir un capítulo diario no debe dejar mucho tiempo para poder llevar a cabo un desarrollo profundo de la personalidad de tantos personajes.

Aún así, y a modo de conclusión diré que, para quienes tengan un ratito a media tarde, y les apetezca sentarse delante del televisor, optar por 'Amar en tiempos revueltos' no me parece, desde luego, la peor de las opciones. Además, al tratarse de un producto de creación española, es también una forma de apoyar e incentivar la produccion de series nacionales, que pueden ayudar a crear algún que otro puesto de trabajo, que buena falta nos hace...

Por tanto, 'miel sobre hojuelas', que dirían nuestras abuelas... La serie se deja ver y ¿quién sabe si alguna aspirante a actriz o a técnico de sonido o a ayudante de dirección... puedan encontrar una salida laboral en esta o en otras series nacionales? Es una manera sencilla de ayudar a sanear las enormes listas del paro, que tanta angustia estan causando actualmente en este país.
Usando el argot del mundo del espectáculo: 'Mucha mierda, España' y a tirar todos juntos, en la misma dirección. Nosotros podemos. Apoyemos nuestros productos porque en España hay mucho talento creativo y artístico como hemos demostrado a lo largo de la historia, y esta puede ser una excelente forma de salir adelante.

.

sábado, 4 de junio de 2011

YO NUNCA VI 'EL TOMATE'

Pues sí, varios años después de que dejara de emitirse aquella bazofia de programa que, por lo que recuerdo tuvo mucho éxito, aún me siento muy orgullosa de poder decir que YO NUNCA VI 'AQUÍ HAY TOMATE', es más, nunca entendí cómo había gente con entrañas suficientes para aguantarlo más de 2 minutos, sin tener la imperiosa necesidad de apagar la tele o cambiar de canal.


Tal era mi animadversión hacia el programita que, durante el tiempo que estuvo en antena, no creo que llegase a ver ni diez minutos en total, sumando los escasos ratos en que, haciendo zapping, me lo encontraba en la parrilla. Os preguntareis que cómo sé que era una bazofia, si no lo veía. Sencillo. Al principio, cuando comenzaron a emitirlo, lo dejé por cuiosidad. No pude con ello. Sólo recuerdo que se hacían eco de asuntos que tenían poca verosimilitud o que, en caso de tenerla, formaban parte de la más estricta privacidad de determinadas personas, más o menos conocidas, por lo que no me parecía apropiado airear dichos temas en televisión, y menos aún del modo tan ofensivo, hiriente y malicioso en que lo hacían. Por lo que, para evitar que 'me dieran arcadas' justo después de comer, decidí no poner nunca telecinco a la hora en que se emitía, y así lo hice durante, al menos, un par de años.

Pasado ese tiempo, un día, convencida de que el programa habría muerto como consecuencia de su propia podredumbre, apreté el botón de telecinco, quedándome anonadada cuando comprobé que allí estaban ellos: Jorge Javier y Carmen, dando paso a un video de Terelu y Pipi, para después cebarse con ellos de una forma tan cruel que, pese a que la parejita no me gustaba demasiado, no pude evitar sentir lástima por ellos y vergüenza por el programa y todo su equipo. Nunca más volví a ponerlo, hasta un día en que vi un anuncio en el que avisaban de que en pocos días emitirían el último programa. Me alegré profundamente.

Pero, lamentablemente, esa forma de 'hacer televisión' creó escuela y, actualmente, si enciendes telecinco estás perdido, no hay hora del día o de la noche en que no te encuentres con buena parte de la herencia dejada por aquel maldito hito televisivo... No hay escapatoria: las Belenes Esteban, Milas Ximénez, Kikos Matamoros o Karmeles Marchante crecen como hongos... es la invasión de los tertulianos mutantes, porque no creo que haya otra explicación para dichos comportamientos y actitudes. No puedo creer que un ser humano, en estado normal, sin mutación genética, pueda prestarse a formar parte de ese juego, por mucho dinero que les paguen. ¿Dónde dejan su dignidad? ¿Por qué hacen tanto daño gratuíto a determinadas personas, entrando en temas íntimos que a nadie concierne más que a los interesados directos?

Es difícil de entender ¿verdad?, por tanto, si la explicación exacta no es la mutación genética, estoy convencida de que se tiene que deber a un terrible golpe colectivo en la cabeza o algo similar. ¿Alguien sabe si, en los estudios de telecinco se derrumbó el techo en algún momento, cogiendo debajo a buena parte de sus presentadores y 'colaboradores'?

miércoles, 6 de octubre de 2010

UNA DE SHIN CHAN

Confieso que, desde hace años, los fines de semana y, de vez en cuando en vacaciones, suelo desayunar viendo la serie de dibujos animados de 'Shin Chan'. Y considero que debo exponer este hecho como una confesión porque, aunque con el tiempo me he acostumbrado a la irreverencia insultante del crío, el concepto que tengo de la misma y de los 'peculiares valores' que transmite no es, precisamente, muy bueno.

Mi historia con la serie de dibujos japonesa es muy larga. Comenzó hace más de diez años, si no me fallan los cálculos, y sucedió de casualidad. Estaba haciendo zapping cuando, en alguna de las cadenas autonómicas o locales que sintonizábamos, apareció este pequeño pillo en pleno horario infantil, y dentro de la programación para niños. ¡Sorprendida quedé! Aún hoy sigo sorprendida cuando, en su emisión en antena 3 televisión, aparece el rotulito de 'serie para mayores de 7 años'. ¿Mayores de siete años?. Perdónenme, pero si yo tuviera que hacer esa clasificación, no la autorizaría ni para mayores de 18 años que sean especialmente sensibles.

Continuando con mi ánimo confesor, debo decir que, con el paso del tiempo, me he 'reconciliado' con la serie, y no proclamo un total rechazo hacia la misma, gracias a que he querido relativizar y, así, poder verla desde una  perspectiva aséptica, no entrando a valorar lo que se transmite al expectador.

Pero no olvidemos que la serie está protagonizada por un niño de unos tres años, cuyo desarrollo del instinto sexual es totalmente  impropio de su edad (hay quinceañeros que no están tan 'salidos' como la 'criaturita'). Claro que ¿qué se puede esperar de este niño cuando su padre, en cada capítulo, da una total muestra de falta de respeto hacia su esposa, babeando con el simple hecho de que 'otra hembra' pase por delante de  sus ojos?

Y todo ésto por no hablar del 'ninguneo' al que se somete a esta mujer, presentándola como un ama de casa amargada e histérica, que sólo quiere a su marido para exprimirle, sacándole el poco dinero que gana con su trabajo... 

Realmente hacer un análisis exhaustivo de la serie nos llevaría demasiado tiempo (y espacio), que no temenos. Por ello, creo que lo mejor es dejarlo aquí.

No prometo segundas, terceras, ni cuartas partes pero, tal vez, algún día  retome este tema para continuar con dicho análisis, y seguir exponiendo cualquiera de los muchos aspectos negativos y denigrantes que encuentro en la misma.


Me pregunto por qué narices seguiré viéndola y, lo que es peor aún, riéndome mucho con ella.