miércoles, 6 de octubre de 2010

UNA DE SHIN CHAN

Confieso que, desde hace años, los fines de semana y, de vez en cuando en vacaciones, suelo desayunar viendo la serie de dibujos animados de 'Shin Chan'. Y considero que debo exponer este hecho como una confesión porque, aunque con el tiempo me he acostumbrado a la irreverencia insultante del crío, el concepto que tengo de la misma y de los 'peculiares valores' que transmite no es, precisamente, muy bueno.

Mi historia con la serie de dibujos japonesa es muy larga. Comenzó hace más de diez años, si no me fallan los cálculos, y sucedió de casualidad. Estaba haciendo zapping cuando, en alguna de las cadenas autonómicas o locales que sintonizábamos, apareció este pequeño pillo en pleno horario infantil, y dentro de la programación para niños. ¡Sorprendida quedé! Aún hoy sigo sorprendida cuando, en su emisión en antena 3 televisión, aparece el rotulito de 'serie para mayores de 7 años'. ¿Mayores de siete años?. Perdónenme, pero si yo tuviera que hacer esa clasificación, no la autorizaría ni para mayores de 18 años que sean especialmente sensibles.

Continuando con mi ánimo confesor, debo decir que, con el paso del tiempo, me he 'reconciliado' con la serie, y no proclamo un total rechazo hacia la misma, gracias a que he querido relativizar y, así, poder verla desde una  perspectiva aséptica, no entrando a valorar lo que se transmite al expectador.

Pero no olvidemos que la serie está protagonizada por un niño de unos tres años, cuyo desarrollo del instinto sexual es totalmente  impropio de su edad (hay quinceañeros que no están tan 'salidos' como la 'criaturita'). Claro que ¿qué se puede esperar de este niño cuando su padre, en cada capítulo, da una total muestra de falta de respeto hacia su esposa, babeando con el simple hecho de que 'otra hembra' pase por delante de  sus ojos?

Y todo ésto por no hablar del 'ninguneo' al que se somete a esta mujer, presentándola como un ama de casa amargada e histérica, que sólo quiere a su marido para exprimirle, sacándole el poco dinero que gana con su trabajo... 

Realmente hacer un análisis exhaustivo de la serie nos llevaría demasiado tiempo (y espacio), que no temenos. Por ello, creo que lo mejor es dejarlo aquí.

No prometo segundas, terceras, ni cuartas partes pero, tal vez, algún día  retome este tema para continuar con dicho análisis, y seguir exponiendo cualquiera de los muchos aspectos negativos y denigrantes que encuentro en la misma.


Me pregunto por qué narices seguiré viéndola y, lo que es peor aún, riéndome mucho con ella.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

ABOUT GILMORE, SIMPSONS AND FRIENDS, FOR EXAMPLE.


Reflexionaba el otro día acerca de la razón por la que nunca me cansaba de ver, una y otra vez, series de televisión como "Las chicas Gilmore", "Friends" o "Los Simpsons", y llegué a la evidente conclusión de que el secreto, si es que lo hay, está en el guión.

Geniales en todos estos casos.

No importa cuántas veces veas los episodios, ni que conozcas al dedillo el argumento, incluso los diálogos, en muchas ocasiones, porque no pierden su frescura, su chispa, su ingenio.

Y tales buenos guiones, unidos a las excelentes interpretaciones, por parte de los actores "originales", y a las agudas traducciones, acompañadas del buen trabajo de los actores de doblaje, hacen que una (o sea yo) prefiera ver veinte veces productos de calidad, a ver por primera vez bazofia infumable.

ENTRADA EXPORTADA DE MI BLOG: saetasconaguijon.blogspot.com PUBLICADA EN JULIO DE 2009.

domingo, 27 de junio de 2010

LA "GENERACIÓN DE LA TELE"

Lo quiera o no pertenezco a "la generación de la tele". Bueno, no en sentido estricto, ya que se supone que la llamada "generación de la tele" es aquélla que nació o era pequeño durante la época en que la televisión "llegó" a España, es decir, quiénes nacieron y eran niños en los años sesenta. Por tanto, no entro dentro de este grupo. Sin embargo, siempre he mantenido la teoría de que la verdadera "generación de la tele" es la de los niños de los ochenta, debido a que durante los años 60 y 70 no eran muchos los hogares españoles que tenían televisión en casa, menos aún en los pueblos, donde, con suerte, había una televisión en todo el pueblo, lo que dificultaba que los niños se pasasen horas delante del 'aparato', que, además, emitía durante pocas horas al día e imagino que la oferta de televisión infantil no sería muy amplia.

La verdadera "generación de la tele", en España, es la que vio cómo comenzaban las emisiones matinales, la que se pasaba las tardes enteras viendo Barrio Sésamo, Candy Candy, Scoby Doo...la generación que "se fumaba" todo lo que 'echaban', incluso programas catalogados con uno o dos rombos.

Hemos visto el "1,2,3", versión Mayra Gómez Kent, y posteriores presentadores, hemos vibrado con "La bola de cristal", hemos visto reposiciones continuas de los grandes clásicos del Hollywood glorioso de la 1ª mitad del siglo XX, vimos "en directo" la 1ª guerra del golfo, las olimpiadas el 92, el intento de golpe de estado del 81, "Informe semanal", incluido el drama de la erupción del volcán Nevado del Ruiz, los últimos años gloriosos del Festival de Eurovisión, y los primeros de su decadencia...

Toda nuestra infancia y adolescencia tienen como telón de fondo un programa de televisón, un personaje de gran fama televisiva, un aparato cuadrado lleno de monigotes que se mueven, hablan, cantan, lloran, ríen y sueñan, como nosotros. Todos nuestros sueños estaban inspirados en algo que habíamos visto en televisión, queríamos ser como Bea (la de "Verano azul") o cantar como Alaska (la de "La bola de cristal") o ser tan guapas como Crystal (la protagonista de la primera telenovela que enganchó al gran público).

Yo crecí viendo televisión durante horas y horas. ¡Ah! y éso no me ha ''agilipollado", lo juro. Si soy gilipollas no es por culpa de la tele. La tele no me ha impedido ser una lectora voraz, hacer otras muchas actividades lúdicas y deportivas, tener sentido crítico, y la capacidad de apagarla cuando me aburre. Últimamente la apago mucho, aunque menos que hace un par de años, ya que he comenzado a hacer un análisis exhaustivo del panorama televisivo. De ahí la razón de este blog, ya que pretendo hacer de él el medio de transmisión de mis análisis, opiniones y conclusiones acerca de la programación televisiva y su protagonistas.

¡A ver cómo va la cosa!. ¡Que 'Dios' reparta suerte! ¡Y buenos programas!